La derrota del Barcelona ante el Real Madrid en la Supercopa pondrá todavía más en evidencia las dificultades de Tito Vilanova para liderar el equipo. Él es el primero en saber que su único amigo en el club es la victoria, los trofeos. Y vivir sin amigos en un club tan ‘entornable’ como el Barça es complicado, muy complicado.
Cada derrota es una pérdida y un refuerzo para todos aquellos que no le quieren en esa posición. Tampoco ayuda su poco carisma mediático, más propio de un segundo espada que de un primero. Algunos directivos no dudarán en armar sus filtraciones si ese único amigo, la victoria, le abandona en nuevos partidos. No es cuestión de jugar bien, que lo hace, no es cuestión de luchar, que lo hace, no es cuestión de planificar, que lo hace. Simplemente es cuestión de ganar. Y como algunos ya filtran, se ha empezado perdiendo.
Está claro que la Supercopa no es la Liga ni la Champions, pero el rival, el Real Madrid de José Mourinho, era la primera piedra de toque “resultadista” que debía superar. Empezar con una derrota en el primer trofeo nunca debería ser un problema si se juega bien, como fue el caso. Pero sí en el Barcelona, donde un Tito sin más amigos que la victoria, no lo va a tener fácil.
La táctica, no duden, será la de siempre. A la próxima derrota algún jugador se empezará a quejar, bien por su posición, bien por su poco juego. Algunas ecos en diversos medios, más alguna filtración interesada de algún elemento de la directiva -por ejemplo, sus condiciones para firmar-, debilitarán la imagen del entrenador. Si luego sumamos otra derrota más, quizás en semanas, la presión aumentará. Una presión superable con carisma, que no parece el fuerte de Tito.
Y, seamos sinceros, la junta directiva dará por bueno el hecho de haber conseguido con Tito la continuidad del modelo Guardiola. Pero no irá más allá. El palco es demasiado cómodo, y se hacen demasiados negocios, como para arriesgarse a que un segundo como Tito mantenga la necesaria amistad con la victoria.
Uno preguntará ¿ya estamos criticando por una sola derrota? Es que señores esto es el Barcelona, y aquí ya no vale jugar bien o esforzarse, aquí solo vale ganar, y ganar cada día. Y sí se gana valdrá sólo ganar por goleada. Al final, el reto será imposible para Tito. Y él, a lo Gabriel García Marquez, lo sabe, pero mientras seguirá disfrutando de su particular “crónica de una muerte anunciada”.