TGSS, Montoro y el deporte amateur

Estos días empieza a tener repercusión, menos de la que debiera, la suspensión de los partidos de fútbol amateur en todas las competiciones de la Federación Catalana. Las medidas del Gobierno, en su “inquisitorial” afán exclusivamente recaudatorio, pueden dejar un sector como el deporte amateur no sólo tocado, sino hundido en muchos aspectos.

Seamos francos, el ministro Cristóbal Montoro no tiene pinta de deportista. Es más no tiene pinta de haber salido jamás de un despacho, sea de la Universidad o de la Administración. Y eso es un problema, un grave problema cuando gestionamos la vida real. El deporte amateur, en su mayoría practicado por niños, es el complemento ideal para su educación. Un espacio no sólo para ejercitar el cuerpo, sino también un espacio social de relación.

Un ejército de jóvenes voluntarios, y no tan jóvenes a veces, gestiona con mucho esfuerzo esa labor. Sus gratificaciones son prácticamente simbólicas, 30, 50, 100 euros o, mayoritariamente, cero euros. Pero claro, TGSS y Montoro, con ojos de sangre, ven en eso un lucro. El deporte, como cualquier otra actividad económica, sufre por esa perspectiva exclusiva de despacho. Unos dirigentes que ya no hacen deporte sino que incluso no pisan la calle.

Hemos dicho en repetidas columnas que todas estas actividades de, podríamos decir, bajo rendimiento, pero en este caso gran aporte social, deben ser supervisadas por la Autoridad Económica. Ni una sola actividad debe quedar al margen de un control efectivo. Pero, como en el caso de la economía diaria, hemos de adaptar nuestros valores y las actividades, también el deporte amateur, a la realidad social del país.

Instauremos de una puñetera vez una cuota real permanente reducida de autónomos como en otros países de Europa. Pongamos 20, 30, o 40 euros si es necesario. Flexibilicemos la entrada y salida en los autónomos. Señores, internet no sólo está para ver páginas porno. Ofrezcamos, además, una reducción del 50% o el 75% a todas estas actividades deportivas y sociales. Y demos garantías para que el deporte amateur siga funcionando. Pagar 5, 10 o 15 euros al mes por entrenador está en los límites mínimos de cualquier club. Pagar 300 euros de autónomos, no.

Con medidas como ésta no sólo lograremos legalizar una actividad oscura como el deporte amateur. También aumentar sus pagos y el número de cotizantes, aunque sea en pequeñas cantidades. Porque, seamos francos, a Montoro y a TGSS poco le importa, a día de hoy, la calidad del trabajo. Sólo quieren que todos y cada uno pasen por caja.Medida que en cierta manera me parece correcta. Todos ganamos. El Estado tiene más ingresos, el deporte amateur legaliza su actividad, las listas de cotizantes suben, y el mercado se flexibiliza. Lástima que el ministro Montoro no haga deporte y no lo vea.

Compartir columna @carlesenric