Las revoluciones o revueltas árabes han tenido un proceso impecable en sus dos primeros escenarios; Túnez y Egipto. Comentamos en un «ranking» que la lógica del momento y la zona seguiría con Libia y Siria. Pero el estancamiento en Libia ha provocado que el régimen de Siria haya tenido fuerza para revolverse contra el cambio.
Libia es un escollo que hay que solucionar de forma urgente. Abrirlo, sea cual sea la forma, es un deber para no parar el cambio necesario que empieza en los países del norte de África y que deberá extenderse sin pausa por un buen número de países, que están ya maduros para transformarse en un futuro mejor. Hace poco leía que África será en el futuro la nueva China. Los cambios sociales y culturales son la base de esa transformación.
Es urgente pues derrocar el régimen de Libia como símbolo de los cambios en los países árabes y del norte de África. Es el problema crucial para el devenir de los próximos años en el mundo. Hace falta pues solucionar de forma urgente un problema que paraliza la liberalización de otros muchos países. La caída de Libia hará rápida la caída de Siria, y Siria es la puerta para nuevos cambios en Oriente Medio.