Los falsos empresarios en la Cataluña del proceso

Unos dicen que “siempre es mejor tarde que nunca”. Algunos creemos que cuando es tarde, cierto es, es mejor que nunca. Más cierto es hora, por tardar, de retirarse del tiempo. No sufran, no es un juego de palabras. Es simplemente la realidad de la política. El fragor en la política obliga no sólo a una decisión correcta sino en un tiempo correcto.

En Cataluña muchos no han llegado a tiempo. Algunos por ignorancia, otros por táctica. En este grupo colocamos a la mayoría de asociaciones de empresarios. Algunas, por cierto ,más cercanas a ser asociaciones de directivos de empresa, o peor aún, asociaciones de hijos o nietos de verdaderos empresarios. Recordamos, algunos aún, quien fue el último gran empresario catalán, Jose Manuel Lara. Un hombre enérgico, sin complejos, con capacidad de sobrevolar con vigor la fauna política catalana.

Ahora hablan los representantes de la Cambra, de Foment de Treball. Gente que ha callado todos estos años. Que, en unos meses, se colgarán la medalla de “ya lo dijimos”. Seguramente muchos son los mismos que luego del acto de constreñimiento de Jordi Pujol elevaron la voz para alardear que aquello era “Voz Populi”. Mientras curiosamente callaban, y peor aún, alguno pagaba.

Estos empresarios son amateurs de la profesión. En la mayoría de casos son figurantes de despachos, de Juntas. Tipos silenciosos mientras abren la mano. Poco profesionales de lo que es una empresa. Gente con el conocimiento teórico de la vida, y la sinvergüenza de querer ser oportunos hasta cuando llegan tarde. El proceso ha crecido gracias a los medios de comunicación cómplices, pero también a muchos que han callado, muchos de ellos supuestos empresarios. Nunca debemos olvidar que el proceso ha volado con el combustible del silencio. Ahora, unos y otros, abandonan el barco en busca de un auxilio.

Obviamente hay que aprovechar sus palabras, pero también tomar notas de su cobardía y sus miedos. Como decíamos antes, desde el fallecimiento de Jose M. Lara no ha existido un empresario con cara, ojos y valor para decir las cosas a la cara a los políticos untadores de dinero público. Seguramente por una cuestión de valores. Los verdaderos empresarios saben que los políticos viven de su trabajo y son servidores públicos. Los falsos empresarios, los “canta mañanas” de asociaciones, viven de los políticos y sus subvenciones. Un pequeño matiz que les hace débiles, serviles y obedientes.

Bienvenidas las declaraciones de Fomento, de la Cambra, y de cualquier colectivo, de empresarios, trabajadores o monjas si es necesario. Todos vividores del dinero público. Pero no nos engañemos sus declaraciones no son de amor, son simplemente de necesidad. Saben que el proceso se acaba y que seguir vinculados a esa dinámica será su fin. Son otro más de los engendros que han vivido del aire estos años en Cataluña. Por eso, a mi me genera más respeto el paquistaní de la esquina en su colmado que cualquiera de esos tipos con traje, corbata italiana, pero temerosos de la vida, y con una visa pagada por el dinero de todos. Si quedan, con ellos, nunca paguen la cuenta.

Compartir columna @carlesenric