La vuelta de Laporta

El Barca es de esos lugares donde uno no sabe si las no noticias son mejores que cualquier noticia. El club está enfrascado en tal cantidad de temas, principalmente judiciales, que permanecer en silencio es casi imposible. Ahora, además, vuelven los debates deportivos gracias a Luis Enrique y su valedor, Andoni Zubizarreta. Ambos, olvidados durante tantos años de triunfos y victorias.

Visto desde fuera, el Barça parece un caos. El ‘Chiringuito de Jugones’ abre a diario con ellos y hasta Joan Laporta se postula de nuevo. Sí, Laporta, aquel que a veces uno imagina más cantando la canción de Ramoncín “hormigón, mujeres y alcohol” -obviamente sin la parte del hormigón– que gestionando cualquier actividad mínimamente seria. La verdad, si nos quejamos de la corrupción de la política, no sé qué deberíamos pensar del expresidente.

Obviamente, el club es una entidad privada y son los socios los que, en su momento, deberán escoger al futuro presidente. Hay que reconocer que para una juerga nocturna entre el aburrido Bartomeu y el loco por privar –volvemos a Ramoncín– no habría color. Tampoco habría color si tuvieran que decidir los dueños de locales nocturnos o las mujeres aficionadas a saltar hacia atrás. Pero claro, me da que el Barça no debe guiarse por quien más botellas se funde o quien más camas gasta.

Alguno dirá que, total, el expresidente Laporta llevó al Barça a sus momentos de máximo esplendor. Lo cual, seamos francos, no falta a la verdad. Lo cierto es que el personaje convirtió el club en su vida. Y quizás un club como el Barça debería comenzar a pensar en dirigentes que inviertan parte de su vida en la entidad. Es decir que piensen en el club, antes que en ellos. Claro que es un lujo presidir el Barça y un placer viajar en aviones privados. Y Un honor ser el centro del mundo. Pero, ¿acaso todo el mundo vale?

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