Quien tenga un poco de memoria recordará, de allá por el 2010, las noticias sobre los gastos de Laporta y su tarjeta de crédito. Bueno, realmente usada por su chofer en muchos casos. Sin entrar en profundidad en el tema creo que a nadie le queda la duda de queJoan Laporta aprovechó vilmente sus años en el Barça en beneficio personal. Con todos los defectos de la actual Junta Directiva, ese uso tan descarado del poder no parece presente. Aquél cayó en el olvido.
Aunque algunos no tengan memoria, ahora vuelve a salir a colación un nombre de aquella época, Gulnara Karimova. Denominada por algunos la princesa uzbeka. Ya saben, ese país que posiblemente Laporta no hubiera sabido señalar en un mapa sin su tarjeta de presidente del Barça. Pues la chica, o princesa… como prefieran, lleva una temporada en “arresto domiciliario” según algunas fuentes por corrupción en su país. Para más inri arrestada por el Gobierno de su padre, el presidente Islam Karimov.
Su padre, Karimov, es un personaje del todo curioso. Comunista converso. Pasó de antiguo ministro de Finanzas en la URSS (sí ese nombre casi histórico) a primer presidente de Uzbekistán independiente en 1991. Por cierto, primero y único ya que permanece en el cargo tras cerca de 25 años. Muy demócrata. Ya saben. Pues como escribió, hace años, el ahora televisivo conversador del Banco Sabadell John Carlin “Laporta y la diva uzbeka” fueron socios. Aquí seguramente no usó Laporta su tarjeta de crédito del Barça, sino una aún con más recursos, la tarjeta de visita de Presidente del Barça.
A veces pensamos en los gastos de una simple tarjeta de crédito y olvidamos que la clave del Barça es más la tarjeta de visita que la tarjeta de crédito. Curiosamente un tema más moral que legal. Eso nos lleva a la pregunta en voz alta: ¿la función de un presidente del Barça es hacer negocios particulares más allá del club? Quizás alguno dude la respuesta, pero es evidente que se debería ser muy claro en estos temas. Es grave usar una tarjeta del club para gastos propios, pero aún es peor usar la tarjeta de visita de Presidente para negocios particulares. Uno, la de crédito, es grave, y punible, como verán los de Cajamadrid; lo otro, la de visita, es peor pero a veces tan imperceptible que ni hablamos del tema.