El Diván de Luis Enrique

“No leo críticas desde hace tiempo, me lo recomendó mi médico”, decía Luis Enrique. Aparte de la ironía del mensaje del entrenador, queda claro que Luis debe estar visitando más a un psicólogo que a un médico. Al menos desde mi ignorancia desconocía que los médicos dieran recomendaciones de ese tipo, quizás excepción de los psiquiatras – pero eso es otra historia -, más allá de la medicina.

En todo caso desconocemos si el cargo de entrenador del FC Barcelona obliga a sesiones en el diván. Pero tenemos claro que gestionar cualquier tipo de actividad intensa, sea deportiva o empresarial, requiere un amplio conocimiento del entorno.Escuchar lo que se hace, lo que se dice y responder con nuevos retos. Imagínense al director de cualquier empresa, grande o pequeña, encerrado en su despacho sin saber nada del mundo o de la competencia. Y, además, alardeando de ello ante sus accionistas, aquí los socios.

Cualquier otro comportamiento implica que se confía en una inteligencia prodigiosa, unos conocimientos bárbaros y unos resultados espectaculares. Perdón, pero hasta el Tata Martino superaba ampliamente los números de Luis Enrique, y todos sabemos cómo acabo. Quizás, y eso es lo curioso, ese aislamiento de la realidad comentado por el entrenador sí explica esas supuestas visitas al diván.

Y, claro, visitar un diván nunca debe ser criticable. Algunos deberían hacerlo mucho más de lo que piensan. Pero huir de la realidad, excusándose en un supuesto diván, en unas supuestas recomendaciones médicas, no es presentable en un entrenador del FC Barcelona. Si alguien está enfermo debe tratarse, pedir la baja, pero no ejercer de entrenador de un equipo profesional.

Seguramente, todo es más sencillo. Luis Enrique no sabe manejar el entorno y le da miedo escuchar lo que sobre él se dice. Quizás le venga grande asumir que un entrenador del FC Barcelona debe no solo llevar al máximo a su equipo – cosa que no hace – sino también, y tan importante en esta casa, trasmitir una imagen coherente y comunicativa desde su cargo. Parece que el cero a la izquierda en la comunicación de la Junta Directiva se ha contagiado también a la dirección en el campo.

Además, cualquier profesión con esos salarios y esas responsabilidades no requiere de momentos mágicos, sueños oníricos o fantasías animadas. Requiere, simplemente, trabajar, escuchar lo que se hace, lo que se dice, y conseguir los mejores resultados. Queda claro que Luis Enrique trabaja, pero el resto, como él mismo dice, su médico se lo prohibe. Pues vamos bien ….

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