¿Economía Colaborativa o Economía Valorativa?

01Un gran porcentaje del dinero supuestamente inteligente cree a ciegas en la economía colaborativa como el nuevo paradigma de la sociedad. Su máximo exponente es una empresa bien conocida, Uber. Pero aunque le llamemos empresa bien podríamos denominarla, de una forma un poco más filosófica, “laboratorio de ideas con recursos bien poco limitados”. Porque Uber, a día de hoy, es un gran laboratorio de experimentos en la economía.

Uber no surge de la nada. Alguno no se han dado cuenta que la economía colaborativa hace tiempo existe. Esta mas cerca de lo pensado. Existe desde que existe la humanidad. El ser humano es social en esencia. Habla, escucha, se relaciona, compite, pelea, lucha y hasta colabora entre parecidos. La economía como forma de relación es una de sus manifestaciones más antiguas. Lograr equilibrarla. Lograr incluso repartirla de forma equitativa es uno de los retos en la historia de la civilización.

En todo caso, tomen asiento cómodamente. Relájense los próximos minutos. Y no se preocupen no vamos a dar un repaso a sesudas teorías económicas. Vamos a ser más simples. Mucho más simples. Tan simples como un ejercicio de plena abstracción. Pensemos, por unos minutos, en una economía sin leyes, una economía no ya neoliberal sino ultra liberal. Una economía donde el mercado es perfecto. La oferta y la demanda se regulan exclusivamente a través de la variable precio. Y obviamente sobre un precio justo basado en los costes de producción.

Repetimos no hay intervención legislativa. No hay impuestos que graven la actividad. El mercado bebe exclusivamente de las regulaciones de la oferta y la demanda. Ahora imaginemos un Hotel. Mejor aún imaginemos una web de reservas de hoteles en una ciudad. Pongámosle nombre, por ejemplo Booking.com. Pensemos una estancia en una ciudad, unos días cualquiera. Elijamos una ciudad. De primeras tendremos un simple listado. Marcado por unos precios y unas valoraciones.

A mismo precio ¿cuál será el primer criterio de elección de nuestro Hotel?. ¿La ubicación?, tipo ¿la distancia a nuestro destino?. ¿La valoración de otros usuarios?. ¿Los extras de valor añadido?, por ejemplo ¿desayuno?. ¿Instalaciones del hotel?, ¿dispone piscina?, ¿gimnasio?, ¿parking?. Quizás ¿la forma de pago?, ¿prepago o no?. Diversas variables pero todas confrontadas a una básica el precio. El precio es la única variable que puede modificarse en función exclusivamente de una decisión de mercado.

El resto de variables son secundarias. Forman parte de lo que podríamos denominar una economía colaborativa, aunque preferimos algunos decirla valorativa. Es decir donde el impulso, la opinión y sobretodo la valoración humana crean el entorno necesario para que los precios se adapten a la ley de oferta y demanda del mercado. Nadie dudará que un Hotel con todos los extras “secundarios” optimizados, por ejemplo, alta valoración usuarios, mejores instalaciones, mejor ubicación, mejor forma de pago, capacidad ilimitada de absorción podrá manejar el precio a su antojo.Y he aquí la clave: “todas las variables secundarias pasan en la nueva economía por el tamiz de la valoración de las personas”.

Y aún mas al contrario. Sí un Hotel logra la excelencia en las formas y servicios pero falla en la valoración quedará a expensas de los precios de su competencia. Y además, en un mundo global cualquier distorsionador local del mercado, principalmente la legislación y los gobiernos, deberán liberalizar al máximo sus mecanismos de control para ver poder ver la economía colaborativa o valorativa en funcionamiento pleno. Es el mercado perfecto.

¿Y dirán? ¿Cuál es la función de Uber o otras empresas de la denominada economía colaborativa?. Precisamente romper los esquemas de economías ancladas en el pasado con legislaciones anquilosadas. Monopolios como el sistema de Taxis o el propio sistema rígido del sector hotelero, con el caso de Airbnb, tiemblan con la nueva economía. Lo importante ya no es disponer de una licencia o una ley. Lo importante ya es que el propio mercado valore tus actuaciones. No el gobierno de turno o la legislación de turno, sino el mercado. Y el mercado, por primera vez, son las personas.

Valorar, si prefieren decir colaborar con opiniones, es la gran aportación de las tecnologías a la economía. Cualquier usuario tiene el mismo poder. Una valoración positiva o negativa tiene el mismo valor para cualquier persona. Sea del color que sea, sea de la edad que sea, y sea con el nivel de estudios que sea. Asistimos pues gracias a la tecnología a una potencial igualdad en la humanidad por primera vez en todos los siglos de existencia. La economía no puede rehuir ese nuevo reto. Las legislaciones deben adaptarse y transformarse para asumir esta nueva situación. Simplemente ahora lo hacemos global.

Es un proceso irreversible con unos mecanismos de control todavía complejos. ¿Por qué alguien duda que hasta en una economía colaborativa o valorativa no habrá mecanismos de control?. ¿Alguien duda que el principal problema de las nuevas economías sea que se da forma y valor a cualquier ciudadano?. Valorar siempre ha sido posible en la sociedad. Desde tiempos inmemorables cualquier aldea o localidad tiene sus propios arquetipos de las personas. A día de hoy esa singularidad puede extenderse gracias a la comunicación a cualquier lugar del mundo.

En nuestro pequeño mundo ya sabemos que el progreso viene de la colaboración. Viene del trabajo en equipo. De pequeños avances en común. Las individualidades, los genios persisten. Pero se difuminan en un conjunto más variado. Hay tanto conocimiento en el ambiente que captarlo en individuos únicos es muy complejo, por no decir casi imposible. Colaborar, valorar, avanzar en la comunicación de nuestra actividad diaria es el futuro de la economía. Para muchos quizás Uber llega como un simple laboratorio trasgresor. Quizás Booking es una simple web de reservar Hoteles. Quizás Airbnb simplemente un lugar donde ahorrar unos euros o dolares. Si seguramente todo eso es cierto.

Pero más cierto es que gracias a las colaboraciones, opiniones y valoraciones que subyacen en todos esos servicios estamos creando una nueva forma de enfocar la economía. Una nueva forma de distribuir los recursos. Y ante todo un nuevo sistema donde las legislaciones estorban más que ayudan. El mercado se auto regula si existe competencia, y sí la masa de usuarios es tal que sus valoraciones pueden modificar sus precios. El resto simplemente actores secundarios.

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