Desde hace muchos anos paso unos dias en la Galicia mas rural. En una casa aislada en una aldea con una sola casa habitada en invierno, a 15 km de una gasolinera.
Hoy llevaba una amiga al aeropuerto de santiago y hemos visto el primer coche a unos 40km de casa. La primera persona unos kilometros mas adelante.
Pero en medio de la Galicia rural, en la oscura y magica Ribeira Sacra romana, estoy mas conectado que nunca. Donde hace unos anos apenas habia luz, las pistas asfaltadas no llegaban, y el telefono (los tracks) te llevaban a 30 km para poder mantener una conversacion; recibo y envío mas de 100 emails diarios con la blackberry.
Cuando cada vez parecia mas evidente la brecha tecnologica entre lo urbano y lo rural, gracias al gprs (no da para mas y solo en unas zonas de la casa), puedo atender clientes, escribir este blog o seguir un proyecto. Algo inimaginable hace pocos anos.
Mas de uno envidiara el silencio, la fina lluvia, los apenas 15 grados actuales, el vaso de licor o la musica de fondo, solo rota por algun buho o zorro despistado del denso bosque, o por el paso fugaz de una estrella en el cielo oscuro.
Seguramente seria dificil de explicar por aqui que el aparatito que llevo entre las manos, para mas de un conocido solo un juguete, ha servido estos dias para negociar y cerrar acuerdos con suiza, alemania, dubai, chile, noruega o rumania.
Es curioso pero si ya llega la tecnologia, solo falta que llegue la formacion. Y aseguro que es mas comodo negociar con Dubai oyendo la tormenta que sentado en la oficina.
Lo que me hace pensar (solo me falta saber hacer tethering con mi macbook) que si renace lo rural, morira lo urbano?. Doy un ultimo sorbo al licor, miro las vigas de madera de la galeria, me levanto y veo como el viento agita las ramas de los abetos del bosque, y a veces pienso que si tiene precio la sonrisa del momento.