Desde hace unos meses dedico una parte de mi tiempo a intentar ayudar a gente que esta inmersa en Concurso de Acreedores desde una filosofía mas humana, sin entrar en aspectos jurídicos o de otro tipo. En el fondo un Concurso de Acreedores (la antigua Suspensión de Pagos) no deja de ser una crisis, una gran crisis, que puede y debe superarse.
Como todas las crisis siempre tiene un final, y en ese punto vamos a centrarnos en el post de hoy.
El final de una Concurso o de una crisis, no hablamos del final legal sino del final de las actuaciones, se perfila cuando el Concursado o la persona o sociedad en crisis gana en capacidad de respuesta y retoma el dominio de su propia imagen. A diferencia de lo que muchos pueden pensar para salir de la crisis primero hay que creerlo, confiar, y como no poner mecanismos para hacerlo. Desde las lamentaciones nunca saldremos de ella.
Pero los síntomas de esta evolución son eminentemente sutiles: no hay que confundir final técnico del Concurso («aprobación de Convenio») y terminación en el caso Concursal, o un simple dato económico en el caso de una sociedad (subida del PIB). Si asi se hiciera el Concursado corre dos riesgos: detenerse ante ciertos signos precursores engañosos y proclamar demasiado pronto el fin del Concurso (crisis), o, por el contrario, mantener demasiado tiempo una organización basada en el Concurso (crisis) (eternizando el mismo), con todos los inconvenientes que esto acarrea, tal como un gasto de energía inútil, o el riesgo de fijar permanentemente comportamientos defensivos y de desarrollar una cultura post- concursal de verdadera «paranoia».
Hay, no obstante, que conservar los procedimientos de alerta a fin de poder reaccionar rápidamente ante cualquier rebrote. El desmantelamiento prematuro de las estructuras puestas en marcha conduciría a una desmovilización precoz y expondría al Concursado (crisis) a nuevos peligros.
El fin de las agudas manifestaciones de un Concurso (crisis) NO es el final de los problemas a resolver. Al contrario, la fase post-concursal representa una etapa totalmente esencial: debe ser seguida muy de cerca.
Algunas reglas a aplicar son las siguientes:
6. 1.–No tratar de olvidar, sino al contrario extraer enseñanzas de aquella desgraciada aventura que quizás haya puesto en evidencia graves debilidades en la política seguida. Habrá entonces que combatir la tendencia natural que consiste en guardar silencio sobre los acontecimientos «desagradables» que han tenido lugar. Los problemas debe reconocerse y explicarse ante los primeros síntomas.
6.2.– Devolver la confianza al personal y a la familia, mediante todos los medios tradicionales de comunicación interna. Darle las gracias a los equipos que han estado particularmente expuestos durante la crisis, testimoniándoles la confianza de la empresa y expresándoles su gratitud.
6.3.– Evitar el triunfalismo cuando la Crisis se haya terminado particularmente bien
6.4.– Aplicar concretamente las enseñanzas de la crisis, integrándolas en la política de formación y aprovechándolas para una refundación de las políticas de comunicación interna y externa. Ayudar a otros incorporándose y ayudandoles para explicar sus experiencias.
Como habréis leído hemos asociado Concurso a Crisis, ya que podemos ver muchas similitudes entre ambos. No en vano un Concurso no deja de ser una crisis con toda su crudeza. Al mismo tiempo las respuestas a un Concurso podría ser aplicadas por cualquier gestor de crisis como un referente. No es fácil salir de una crisis, ahora si que la denominamos así; pero no es un camino sin salida como algunos piensan.
Las crisis cómo el día a día deben gestionarse desde una visión ética, y con un ritmo y constancia adecuados. Quizás, eso si no todo el mundo este preparado para ello. Gente con experiencia en Concursos pueden ser una ayuda muy valida en estos momentos. Quizás es bueno empezar a aprender de las experiencias habidas, antes de querer inventar desde la teoría.
Más información sobre como afrontar una crisis en www.areaconcursal.com